Las personas que salen de prisión tienen escasas oportunidades de reinsertarse socialmente. De hecho, parecen ser más los factores que los alientan a recaer en el delito que los que los estimulan para rehacer su vida.
Las pocas oportunidades laborales, el hecho de volver a un entorno familiar que muchas veces se ha «olvidado» de ellos, el estar «marcados» socialmente de por vida como delincuentes son factores que inciden a la hora de volver a las andanzas.
Estas conclusiones no surgen de las historias de vida de las personas que salieron de la cárcel, sino de las estadísticas oficiales que aportan el Ministerio de Justicia, el Servicio Penitenciario Federal y el Patronato de Liberados, entidad responsable de tutelar a aquellos que salen con libertad condicional o asistida.
Según se informó desde el Ministerio de Justicia de la Nación, el 33 por ciento de los presos de las cárceles federales con condena firme es reincidente; eso surge del último informe del Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (Sneep) de 2006, del Servicio Penitenciario Federal.
Sobre la base de 170 casos, el Patronato de Liberados analizó los «factores socioeconómicos de riesgo que podrían favorecer una situación delictiva». La investigación señala que el 22% de los liberados la familia no los recibe cuando salen de prisión, y el 47% lo recibe un entorno familiar negativo, en el que hay violencia, antecedentes criminológicos, penales y psiquiátricos. Y el 58% de los presos, cuando sale, no vuelve al lugar de residencia que tenía al ser detenido.
Otro factor de riesgo que favorece la reincidencia es la dificultad para conseguir trabajo. Casi el 40% de quienes salieron de prisión no tiene trabajo y entre el 46% que está empleado, la gran mayoría trabaja en sectores informales, tiene un impedimento legal para trabajar en el Estado. Entre los reincidentes, menos del 20% trabaja. Y el 56% es adicto a drogas ilegales.
«Resulta dificultosa la reinserción social, especialmente en el ámbito laboral, para los egresados de unidades carcelarias. Si bien no está demostrado que la baja calificación laboral, el trabajo inestable, el subempleo y el desempleo sean razones que inevitablemente lleven al delito, sí está demostrado que estas circunstancias afectan al individuo y a su familia, al deteriorar la calidad de vida, siendo muy probable que contribuyan a la aparición de desajustes individuales o grupales, al igual que problemas psíquicos y de adicciones», indica el informe.
«Salen con grandes expectativas de ser aceptados por la familia, de conseguir un trabajo… pero eso, en muchos casos, no ocurre», explica Norma Terrile, coordinadora técnica del Patronato de Liberados.
Cada mañana, la institución confecciona un listado con la oferta laboral del día. Muchos liberados van hasta la sede, en Tribunales. Son empleos que se ofrecen en las vidrieras con cartelitos, la mayoría de las veces, informales. Los interesados no tienen que decir que son del Patronato. «No los toman», se lamenta Terrile.
Síndrome de prisión
«La cárcel no se termina cuando se abren las puertas. El síndrome de prisión continúa. La sociedad no perdona. Estigmatiza. Si dicen que estuvieron presos, no los contratan. Es el estigma del condenado. Pero si no tienen dónde vivir y qué comer están demasiado al borde del delito», apunta.
Las asistentes sociales trabajan para que los liberados vuelvan a aprender a comportarse como hombres libres. «Para resignificar el sentido del trabajo. Para algunos, ya que fue lo que hicieron toda la vida, robar es un trabajo. Te dicen, «yo trabajé toda la vida». Hay que lograr un cambio de perspectiva. La falta de previsión también incide. Quizá trabajan, cobran y se gastan todo ese día. Para vivir lo que queda del mes, tal vez terminen robando. Salir de la cárcel es como volver a nacer», acota Inés Parodi, jefa de Prelibertad del Patronato.
El año pasado, el Inadi abrió un foro de condenados y liberados para abordar esta problemática. «Debemos trabajar juntos para que existan oportunidades para todos después de la prisión», dice Marta Miravete Cicero, que estuvo presa y está al frente de Grupo de Mujeres Argentina, una de las ONG que integra el foro.