En 1992, en San Diego, en el estado de California, hubo 145 homicidios y 485 violaciones. Quince años después, los asesinatos disminuyeron el 60 por ciento y los abusos sexuales, casi el 40 por ciento: en 2007 hubo 58 asesinatos y 296 violaciones. 

Así lo reflejan las estadísticas que publica en su sitio web el Departamento de Policía de esta ciudad, la segunda de California y la séptima de los Estados Unidos.

A diferencia de lo que ocurrió en Nueva York, con su programa de «tolerancia cero», en San Diego las autoridades optaron por un plan preventivo, en el que fue clave la relación entre la policía y la comunidad.

«Reconocemos que necesitamos a los ciudadanos como nuestros ojos y oídos, porque los policías no pueden estar en todos los lugares al mismo tiempo», explicó a LA NACION Mónica Muñoz, vocera del Departamento de Policía de la ciudad de San Diego.

«Asistimos y hacemos presentaciones en encuentros comunales donde instruimos a la gente respecto de cómo evitar ser víctimas del delito», agregó Muñoz. El programa Vigilancia Orientada a la Comunidad tiene diferentes planes de acción, como el The Drug Abatement Response Team(DART), que permitió que en seis meses se descubrieran 70 casas en las que se vendían drogas.

Y, como lo definió Muñoz, los ojos y oídos de la policía son los grupos de civiles que patrullan la ciudad para observar actitudes sospechosas y denunciar a las autoridades los problemas que comprueban.

Aun así, para algunos la soluciones se demoraron demasiado. Irvin Waller, profesor canadiense especializado en prevención del delito, autor de Menos represión. Más seguridad , explicó a LA NACION: «Es verdad que en San Diego se logró reducir el índice delictivo, pero también hay que resaltar casos en los que se logró el mismo objetivo en menos tiempo, como los de Bogotá y Boston».

La Nacion