El gobierno británico planea implementar la instalación de cárceles «de corto plazo» en supermercados y centros deportivos para hacer frente a los pequeños robos o contravenciones que, según se informó, le cuestan al Estado unos 1.550 millones de dólares.
La propuesta consiste en la creación de prisiones «móviles» que serían utilizadas para alojar a carteristas, borrachos y «hooligans», entre otras personas que las autoridades consideren que alteran la seguridad ciudadana.
Según informó el diario Clarín, que cita a la agencia de noticias Ansa, tanto la policía como los comerciantes apoyaron la iniciativa e instaron a las autoridades a obligar a todos los grandes centros de compras a crear esas prisiones, donde los sospechosos podrían ser detenidos hasta por cuatro horas.
Sin embargo, jueces y abogados expresaron su preocupación ya que consideran que, de avanzar con las cárceles, se deberían crear salvaguardas para asegurar altos estándares en el trato y cuidado de los detenidos en esas unidades.
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