Más de 65 millones de jóvenes viven en los países del Mercosur. Tienen proyectos, sueños y capacidad para ser protagonistas del cambio en sus sociedades, a pesar de los escenarios socioeconómicos existentes que los condicionan.

El Informe sobre Desarrollo Humano para Mercosur 2009-2010 publicado por el PNUD apuesta al fortalecimiento de la capacidad de acción y transformación de los jóvenes de la región como clave para el desarrollo humano, y al impulso de políticas públicas que favorezcan esa participación.

Los jóvenes, con su diversidad social y cultural, pueden impulsar el desarrollo humano si logran ex­pandir sus libertades, capacidades y habilidades relacionadas con los componentes institucio­nales, productivos, distributivos y ecológicos del desarrollo. Las mujeres del Mercosur, serán las protagonistas de la acción y el cambio en la región.

Para llevar a cabo esta investigación, se utilizó una combinación de técnicas cuantitativas y cualitativas de análisis, reforzada por un diálogo con organizaciones y líderes juveniles, periodistas, expertos y autoridades de los países del Mercosur. Hoy, los jóvenes del Mercosur afrontan mayores dificultades que generaciones anteriores en la transición entre la salida de la escuela y el ingreso al mercado laboral, y poseen un sentimiento creciente de inseguridad unido a mayor exposición a la violencia.

Según revela el Informe, existe consenso sobre la centralidad de estos problemas. Aparecen, tanto a nivel de análisis estadísticos oficiales, como a través de las expresiones de los propios jóvenes y de la opinión de especialistas y gestores de políticas. Vale la pena destacar cinco motivos por los cuales los jóvenes se están convirtiendo en protagonistas estratégicos del desarrollo humano del Mercosur: Primero, debido a su heterogeneidad social y su di­versidad cultural, juegan un papel cada vez más protagónico en la innovación, el conocimiento y los cambios tecnológicos y comunicacionales que hoy definen los espacios públicos, la socia­bilidad cotidiana y el desarrollo. Segundo, porque, en las nuevas condiciones del mun­do digital, los usuarios son también producto­res.

Ellos se manejan con naturalidad en este entorno de tecno-sociabilidad. Desde allí se comunican, se diferencian y se organizan. Tercero, buena parte de la juventud introduce nuevas demandas de reconocimiento, equidad y participación. Genera así, orientaciones y for­mas culturales novedosas de hacer política, basada no ya en grandes épicas o relatos, sino en acciones específicas, lo­cales y de resultados concretos. Cuarto, la mayoría de los jóvenes, lejos de propugnar una ruptura de los lazos familiares, busca combinar la experiencia de sus padres con formas innovadoras de concebir la vida co­tidiana.

Quinto, los jóvenes reconocen la inseguridad y la violencia como problemas, pero no renun­cian al uso de los espacios públicos. Buscan generar estrategias novedosas de protección colectiva. Por todos estos motivos, hay elementos, tan­to en las prácticas como en la subjetividad de los jóvenes que permiten concluir que pueden constituirse en actores centrales para el desarro­llo humano.

Más información en www.juventudydesarrollohumano.org