Los especialistas Alfredo Rangel Suárez y Hugo Acero Fernández, dan su punto de vista sobre la inseguridad.

El especialista en seguridad colombiano Alfredo Rangel Suárez reconoció los avances en seguridad logrados tanto en Medellín como en Bogotá, aunque las últimas mediciones sobre la percepción de la inseguridad en el país subieron.

«En Bogotá y Medellín se han reducido la mayoría de los delitos; homicidios, secuestros y asaltos, de una manera sustancial. La clave fue la recuperación urbanística de zonas centrales que eran aguantaderos de delincuentes. También se aplicaron fuertes políticas de desarme civil», explicó Rangel Suárez a LA NACION.

En este sentido, según el especialista, fueron fundamentales las «políticas de convivencia pacífica con la promoción de resoluciones de conflictos en forma pacífica y de cultura ciudadana». Agregó: «Esa combinación de mayor eficacia policial con la recuperación urbanística y la cultura ciudadana son los secretos de la reducción del delito».

Consultado acerca de si el proceso de desmovilización y de menor conflictividad con la guerrilla y los carteles narcos no habían hecho buena parte del trabajo, el especialis ta señaló:

«La situación de la seguridad y la guerrilla en Colombia influye de alguna manera en todas las ciudades. Pero en algunas ciudades como Cali, que no aplicaron políticas sostenidas contra la inseguridad, no hubo grandes cambios».

Frente a la extendida posición sobre aumentar el poder policial, Rangel Suárez consideró: «La inversión social masiva ha tenido un beneficio muy concreto. La situación de pobreza y la falta de oportunidades genera un ambiente propicio hacia el delito. Hay bandas, obviamente, con las cuales sólo se puede lidiar reprimiéndolas, pero el plan debe ser integral».

-¿Cuál es la percepción hoy de los ciudadanos de las dos ciudades colombianas?
-No siempre la mejoría objetiva en la seguridad va a acompañada por la percepción de la gente. La ciudadanía de Bogotá todavía no ha perdido el temor.

«Mejoró la confianza en la policía y todos se sintieron más seguros»

Hugo Acero Fernández fue uno de los responsables, como subsecretario de Seguridad Ciudadana, del plan de seguridad aplicado en Bogotá que redujo considerablemente el delito en la capital colombiana. Hoy es asesor en seguridad y uno de los expertos más reconocidos en ese país.

En una entrevista con La Nacion repasó los aspectos más salientes de la experiencia:

-¿Cuándo empezó el plan para bajar los índices de inseguridad, cuál fue el nombre, en qué consistía y cuáles fueron los resultados?
-El Plan integral de Convivencia y Seguridad Ciudadana comenzó ejecutarse en el año 1995, bajo la administración del Alcalde Antanas Mockus, quien desde el primer día de su gobierno se preocupó por los altos índices de violencia que registraba Bogotá.

En el año 1994, en esa ciudad, se habían registrado 3885 asesinatos, lo que representaba una tasa de 70 homicidios por cada 100.000 habitantes. Durante los tres años de gobierno, período durante el cual me desempeñé como subsecreta rio de Seguridad Ciudadana, los asesinatos cayeron a 2814, una tasa de 47 homicidios por cada 100.000 habitantes. Al igual que los asesinatos, los demás delitos cayeron en un 23% durante ese período de gobierno (1995-1997).

-¿Cómo se continuó ese proceso?
-Con el cambio de gobierno, el ex alcalde Enrique Peñalosa (1998-2000) me confirmó en el cargo y se continuó con la política que se había diseñado desde 1995. En el año 2001 fue nuevamente electo alcalde Antanas Muckus (2001-2003), que me mantuvo en el cargo y siguió con la misma política. Los resultados, al finalizar 2003, fueron los siguientes: la tasa de homicidios cayó a 23,2 homicidios por cada 100.000 habitantes; en ese año se registraron 1601 asesinatos; los demás delitos se redujeron en un 35%; las muertes en accidentes de tránsito pasaron de una tasa de 25 por cada 100.000 habitantes, en 1995, a 8,2 en el 2003, es decir que se pasó de 1387 muertos en accidentes de tránsito en 1995 a 622 en el 20 03.

Por otro lado, la encuesta de victimización y percepción de seguridad del Programa Bogotá «Cómo Vamos», publicado por instituciones ligadas al sector privado y académico, reportó cómo el número de personas victimizadas cayó de 34% en el año 2000 a 27 en 2003. En ese mismo período, la no denuncia de los delitos por parte de los ciudadanos, por desconfianza en las autoridades o por otros motivos, pasó de 73% a 61%. Igualmente, mejoró la confianza en la policía y todos se sintieron más seguros.

-¿Qué le recomendaría a ciudades en las que se nota una precarización de la seguridad?
-Debe existir voluntad y liderazgo de quienes gobiernan las ciudades para asumir el tema de la seguridad y, sobre todo, las autoridades de seguridad y justicia nacionales y locales deben trabajar en equipo para enfrentar las problemáticas de violencia y delincuencia. Creo que los alcaldes deben mirar algunas buenas experiencias que en materia de seguridad se han ejecutad o en América latina, como las de Bogotá y Medellín (Colombia), Quito, Guayaquil (Ecuador), San Pablo, y Diadema (Brasil), con el objetivo de desarrollar sus propias políticas. Así lo hicimos en Bogotá y con el correr de los años estructuramos una política que se mantiene hasta hoy, con buenos resultados y con reconocimientos internacionales.

-¿Recuerda algunas políticas puntuales que sean llamativas o diferentes y que dieron resultados concretos?
-Los buenos resultados de Bogotá en materia de seguridad ciudadana se dieron por las siguientes acciones de gobierno, que pueden considerarse elementos claves para que una política de seguridad sea exitosa: primero, los alcaldes, con voluntad política, asumieron el liderazgo y la responsabilidad pública del tema; segundo, con ese liderazgo, los alcaldes convocaron públicamente a las distintas autoridades de seguridad y justicia nacionales y locales a trabajar en equipo para elaborar, ejecutar y realizar seguimien to a los proyectos y programas Plan Integral de Convivencia y Seguridad Ciudadana.

Cada 15 días nos reuníamos en el despacho del alcalde todas las instituciones para realizar el seguimiento de la ejecución de la política. En tercer lugar, se contó con información de violencia y delincuencia confiable, sobre la base de la cual se planearon y ejecutaron los distintos proyectos y programas para reducir la violencia y la delincuencia. Cuarto: se asignaron importantes recursos para la financiación del Plan Integral de Convivencia y Seguridad Ciudadana, en particular, para el fortalecimiento de los organismos de seguridad y justicia y para los programas de prevención de la violencia y el crimen. Quinto, se fortaleció la participación comunitaria en los temas de seguridad, en particular, la participación de los gremios económicos y sociales de la ciudad. Y sexto: todos los meses se rendían cuentas públicas sobre los resultados de la política.

-¿Cuál fue el papel de la policía? ¿Se dispusieron más efectivos en la calle?
-El rol de la policía fue muy importante. Cabe anotar que entre los años 1995 y 2003 el número de efectivos de la policía no creció, se mantuvo en 10.500 para una ciudad de siete millones de habitantes. Para que la policía fuera más efectiva en su labor, la administración municipal la fortaleció con nuevas instalaciones ubicadas estratégicamente en la ciudad, con equipos de comunicación y una central única de emergencias y seguridad; con medios de trasporte, fundamentalmente motos y camionetas, y con la capacitación de todo su personal en las universidades de la ciudad.

-¿Cuál era la principal causa de homicidio en Bogotá? ¿Qué otros delitos resultaban muy preocupantes?
-El homicidio en Bogotá, según un estudio realizado por la Universidad de los Andes en 1999, es mayoritariamente realizado por estructuras criminales cerca del 40%; el 30% lo son por intolerancia entre los ciudadanos, alguna s veces bajo los efectos del alcohol y con armas de fuego (el 70% de los asesinatos en la ciudad son realizados con armas de fuego); sobre el otro 30% no se tiene dato preciso del origen de homicidio. Como todas las ciudades de América Latina, en Bogotá, a pesar de haber logrado una reducción importante de la violencia y la delincuencia, a los ciudadanos les siguen preocupando fundamentalmente los hurtos y la venta y consumo de drogas en los barrios.

La Nacion