Pasado mañana, (09-07-04) en bienvenida coincidencia con el festejo de nuestra fecha patria, se celebrará en todo el mundo el Día Mundial de la Destrucción de Armas, instituido hace tres años por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el fin de combatir la proliferación de armamentos y de contribuir, por esa vía, al descenso de las tasas mundiales de violencia y criminalidad.

Según un informe publicado en Londres por la organización International Action Network On Small Arms, dedicada a impedir la circulación de armas pequeñas en la sociedad, cada minuto muere en el mundo una persona como consecuencia del poder letal de las armas de fuego. La tenencia ilegal de esa clase de instrumentos está detrás de todos los delitos graves que se perpetran en el mundo, razón por la cual la destrucción de stocks de armas y el control de los arsenales y depósitos clandestinos son objetivos de primordial importancia para todos los gobiernos interesados en frenar los avances de la delincuencia y los índices de mortalidad por causas violentas.

En nuestro país, la celebración dará motivo durante toda esta semana a ceremonias y demostraciones de alta significación moral: en varias provincias se canjearán juguetes bélicos por objetos que exalten la paz y la fraternidad entre las personas, se pintarán murales alusivos y se exhibirán documentales y afiches contra el uso de armamentos.

En miles de escuelas de todo el país se ofrecerán clases al respecto y actividades orientadas a propiciar un enérgico rechazo de toda actividad que conduzca a la comercialización y distribución de armas de fuego entre la población civil.

En la ciudad de Santa Fe, afectada últimamente por una preocupante sucesión de episodios de violencia callejera, se está preparando para los próximos meses la instrumentación de un sistema que alentará el canje de armas de fuego por alimentos, remedios, materiales de construcción, libros y becas para estudio. El programa, que ya se aplicó en años anteriores en Mendoza y otras provincias, apunta no sólo a combatir el delito y a lograr que descienda la sensación de inseguridad, hoy ampliamente extendida en la capital santafecina, sino que pretende encerrar, fundamentalmente, un mensaje cargado de simbolismo. El hecho de que los elementos que habitualmente se utilizan para destruir vidas humanas se conviertan en prendas de paz, bienestar y solidaridad social está expresando la voluntad de toda una comunidad de producir un cambio sustancial en su sistema de valores y costumbres.

Las armas podrán ser canjeadas también, en determinados casos, por empleos temporarios, por entradas para espectáculos culturales o deportivos, por viajes, por pases para el transporte público y hasta por árboles y plantas. El objetivo inmediato es desactivar el mercado negro de armamentos, que permite que las armas circulen con facilidad y contribuyen, por lo tanto, a la inseguridad reinante. El fin último de la propuesta es contribuir a la eliminación de la cultura de la violencia y al fortalecimiento de la convivencia pacífica y la paz social, en coincidencia con el espíritu de la celebración impulsada por la ONU.

Fuente: La Nacion